ay, bueno, cómo podré empezar a contar estas últimas dos semanas. no voy a decir que fueron las mejores de mi vida, pero sin duda fueron bastante interesantes.
a ver, en cuanto a *amores de verano*. tengo una amiga que vive allá, y que tiene un primo... y bueno, supongo que ya sacarán sus propias conclusiones sobre lo que pasó.
sobre el alcohol, las salidas y la noche se vieron acompañadas de cerveza y vino (bastante, sobre todo en la primera), pero bueno, no fue nada drástico, nada de terminar fisurando o algo así.
y, cigarrillo, salí, tomé, cómo no voy a fumarme un pucho? fue inevitable, pero tampoco fue mucho como acá. habrán sido unos 5 o 6 por noche.
drogas no hubo, nada, aunque busqué y busqué no pude encontrar. y bueno, por un lado mejor, me di cuenta de que no soy
adicta porque no me moría de abstinencia. a parte, yo venía fumando todos los días, y ya no me pegaba, en cambio, cuando fumé el domingo, me pegó como las primeras veces, así que aguante la abstinencia!
el celular casi ni lo usé, porque, entre que a mí no me gusta hablar por teléfono, y no había casi nunca señal, lo tuve todo el día apagado.
lo mismo con la compu, creo que no había una en kilómetros a la redonda, eso fue un poco más desesperante.
lo que sí me pasó, y nunca en mi vida me había pasado es que...
me enamoré. no del primo de mi amiga, sino, del
primo de mi papá. lo malo es que el chabón tiene como 30 años, es casado, y es de la familia, pero no sé. lo amo, aunque pasen como tres años hasta que lo vea de nuevo.
ahora hablemos de lo peor, del lado oscuro que todavía me asusta, me encontré varias veces mirándome en el espejo, rechazando comidas, sintiendome como me sentía hace un año. no quiero volver a caer en ana,
no quiero, no quiero! y voy a hacer todo lo posible por seguir como estoy.